domingo, 14 de abril de 2013

Profunda mirada. Shino Watabe



Profunda mirada
 
     Fuga.                                                                                                           Foto: Nao-mi Chew


Un pasado y un presente. Texturas, formas, emociones, colores. Una motivación, dolor, recuerdos, travesías y tradiciones. Inspiración, sabores, amor, mil y una luchas diarias... Esto es lo que Shino Watabe plasma en sus cuadros, ella no pinta con los ojos ni con las manos; no los necesita, ella pinta con el alma.

Su frágil y delgado cuerpo, su amable y dulce voz que deja escuchar los residuos de un Japón casi extinto en ella;  contrasta con su independencia, su profunda mirada, su fuerte carácter y su pasión por la vida y la pintura, la cual siempre ha sido su salvavidas, su refugio, su escape.

Esperé unos minutos en el punto acordado, a lo lejos la vi caminar hacia mí; tan segura y directa, con un bastón como su guía aunque ella parecía guiarlo a él. Vestía un pantalón de mezclilla roto de la rodilla izquierda a causa de las caídas, mencionó;  una blusa blanca de manta con un típico bordado mexicano color verde y sobre ella caía atado su cabello corto, obscuro y lacio; sus ojos detrás de unos lentes obscuros.  Caminando rumbo a su casa-estudio en Coyoacán, Shino me cuenta mediante su buen español, que lleva viviendo ya un tiempo ahí pero también ha radicado en otras delegaciones de la Ciudad y en estados como Monterrey y Reynosa. Ella llegó a México a los 20 años, aunque radicaría sólo un año en el país; decidió quedarse y seguir estudiando pintura en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP); se enamoró de la gente, los murales, del colorido y de la libertad para pintar que aquí hay, justo lo que buscaba en Japón bajo el yugo familiar, “yo era la oveja negra” dice; de su familia los únicos que la apoyaron fueron la pareja de su padre y él, trayéndola a México y facilitándole la casa donde ahora vive.

Mientras descubría para mí algunos de sus cuadros, menciona con una rápida pronunciación; que encuentra una diferencia muy marcada entre la formación artística japonesa y mexicana; la cual radica en que en Japón la pintura es muy técnica, teórica y precisa, mientras que en México es muy libre, práctica y expresiva. Además, el ingreso para las escuelas de artes es demasiado complicado, ya que se deben presentar a los sinodales alrededor de 300 cuadros con una herramienta específica  utilizada por los japoneses para tomar proporciones (medidas).                                        
               

                                                                          Mirada a los 18 años en Japón.                              
     



“Allá ya estaba un poco harta de eso, vine para acá y nada que ver, o sea, en la clase de dibujo que yo metí; todos drogados –reímos de pronto-, escuchando la música a todo volumen y yo toda sacada de onda. Además a los modelos, los podías ver sólo un instante y lo dibujabas y yo decía: ¿cómo carajo quieren que dibuje?, yo venía de un lado mucho más académico”. En la ENAP estudió con el profesor Gilberto Aceves Navarro, quien la apoyo entre otras cosas, para realizar su primera exposición llamada “Desde mi infancia” en 1994. “Él vio mis obras y me dijo ¿para qué quieres estudiar pintura?, tú dedícate a                                                                                               hacer exposiciones y que no te echen a perder los maestros idiotas porque te van a desaprovechar ahí; mejor dedícate a aprender español y a pintar. Y eso hice” remembró agradecida.

Autoretrato favorito

Un tiempo trabajó como profesora de japonés y en una agencia de viajes pero considera que fue un error haber dejado la pintura para trabajar en algo que no le gustaba para no depender de los demás. La enviaron a Monterrey como gerente cinco años y después a Reynosa pero debido a tanto estrés, las defensas de su sistema inmunológico eran muy bajas por lo que una bacteria que se encuentra en el excremento de los roedores y que ella consumió por accidente en algún alimento, le atacó el nervio óptico; “me sentí muy mal pero dije: yo creo que es un regalo y que Dios me dijo, ¡ya reacciona tu camino es la pintura!” dice convencida y con su agradable mirada fija en la mía, como si lograra definir claramente mi rostro, mis ojos.




 “Ojos que no ven alma que implora”                                                                                                                                                                de  la serie Mis ojos sin nervio óptico.
Foto: Nao-mi Chew
                                                                                                                                                                                                                      En su tiempo libre en Reynosa, realizó pinturas y presentó algunas exposiciones pero Watabe cree que allá, a la gente no le importa la cultura, comenta: “dicen casi casi ¿cómo se come esto?”; entonces regresó a la Ciudad de México y posterior a eso perdió gran porcentaje de la visión; sólo distingue siluetas y colores.
“Al principio yo ya no quería seguir viviendo porque siempre he sido muy independiente, mi pasatiempo favorito era leer, entonces eso sí me duele un poquito porque de un día para otro me dijeron: “ya no puedes manejar, no puedes trabajar, no puedes pintar, no puedes leer”, y yo así de ¿entonces, qué quieren que haga?”...Respecto a esto, Shino pretende aprender braile para poder leer, en el Centro de Atención Integral para la Discapacidad Visual (CADIVI) http://www.hospitaldelaluz.org/cadivi1.html donde asiste desde hace unos años y le proporcionan los cuidados necesarios. Sin embargo, aunque es difícil comenzó a involucrarse y a observar a la pintura como una forma de inclusión y un agente de cambio en la cultura de sensibilización hacia el sector  que padece esta discapacidad.

Muestra de ello se dio con “Paseo a ciegas” http://www.paseoaciegas.com/ una actividad que se realiza en Avenida Reforma donde se efectúan recorridos en bicicletas dobles en los cuales personas ciegas o débiles visuales dan un paseo acompañadas de un voluntario. Paralelo a esta actividad, los organizadores hicieron una invitación a diversos artistas que presentaron trabajos, donde entre otras técnicas se encontraron: la escultura, grabado, xilografía, es decir; madera tallada.


     Tristeza invisible en un lugar profundo.                                                                                   Foto: Nao-mi Chew

Shino presentó una serie de pinturas con texturas; valiéndose de piedras, fibras, telas, colores, plástico, hojas de maíz , papel japonés y amate (que es lo que principalmente usa) y cualquier otro material que se le atraviese en el camino; la finalidad de esta exposición fue compartir el arte con estos individuos a los que no se toma en cuenta durante el proceso creativo;  esto a través de obras que ellos pudieran tocar pero a la vez invitar a cualquier otra persona a desarrollar otros sentidos y crear así una empatía. 

Actualmente trabaja en un proyecto en la Casa de Cultura Coyoacán http://sic.conaculta.gob.mx/ficha.php?table=centro_cultural&table_id=1435  con una temática similar, de esta manera comenta que sí nota un cambio últimamente muy marcado en su quehacer artístico y personalmente, menciona satisfecha: “me gusta más como soy ahora, que antes de mi enfermedad”.


                                 Tintes del pasado.                        Foto:Nao-mi Chew


Estos dos proyectos han comenzado a gestar en ésta mujer un concepto artístico transformándolo en un objetivo social y humano, ella cree que hace falta sensibilizar aún más a la población mexicana y que a comparación de otras culturas que creemos son mejores a la nuestra; Shino nos comparte, que posterior a su enfermedad visitó Japón; aunque la infraestructura es mejor y el gobierno les brinda mucha ayuda, esto genera una carencia de individualidad en las personas con esta discapacidad; la calidad y solidaridad de la gente que ahí vive sigue sin compararse con México, por eso es que aquí se ha sentido tan acogida.  Con respecto a nuestro país, menciona entusiasta: “aquí sí hay vida, la gente sabe disfrutarla a pesar de la pobreza que hay”.    

“Sin picante la comida no me sabe” -dice Shino-.                                                      Foto: Nao-mi Chew


El concepto de arte se traduce en desarrollo, libertad, audacia, aventura, atrevimiento, perspectivas distintas y revolución; algunos “pintores” que ya conocían la obra de la artista nipona antes de su accidente, demuestran un prejuicio artístico; ya que creen que el arte que ahora ella realiza está dirigido sólo a la gente invidente; lo que a consideración del problema que Watabe padece sería imposible ejecutarlo de otra forma, además de que la aplicación de texturas y colores más vívidos enriquece su obra lejos de empobrecerla, crea un ambiente distinto a lo elitista y convencional de “No Tocar” y lo torna más interactivo. En cuanto a la discriminación laboral, señala sorprendida: “hoy por hoy, expongo más que cuando no padecía esta enfermedad”.

Kami Fusen       Foto: Nao-mi Chew


En relación a su tendencia pictórica, ella considera que no pertenece a ninguna;  sus pinturas han sido catalogadas como figurativas y “obscuras”; menciona ella,  que tiene origen en su niñez; de la cual recuerda fue difícil desde la separación de sus padres, debido a esto considera tener poco apego a ellos además de  la rígida educación formativa desde pequeña.  “La cuestión cultural en Japón es muy diferente, allá tus amigos son rivales, desde pequeños se crea una competencia así que los niños no juegan como aquí. Por parte de mi familia nunca tuve una palabra de aliento o un abrazo, mi pintura refleja que mi niñez fue algo triste. Siempre me sentí sola”.

Con un poco de reserva le cuestiono si tiene esperanza de recuperar la visión, pero Shino contesta con un aire de alivio  y resignación a la vez que no hay remedio pero la única ventaja es que tampoco la perderá por completo, así que su visión permanecerá en el estado actual, siempre y cuando, tenga los cuidados necesarios; “quiera o no  tengo que aceptar la realidad” dice fuerte y templada.

-¿Cuál fue tu recurso para salir adelante a pesar de tu enfermedad? ¿De dónde tomaste fuerza para afrontar tu actual situación?
-“Yo creo en Dios y siempre rezo en las mañanas pero no soy partidaria de alguna religión. Tampoco me considero espiritual... Una vez a un deportista discapacitado, le escuché decir -¿quién dice que yo salí adelante? ¡Todavía sigo luchando!- y comparto eso; tal vez me ven actuar normal pero hay días que me encierro y no quiero ver a nadie pero me levanto porque no puedo vivir lamentándome por lo sucedido... Me ayuda estar con la gente, me levanta el ánimo”; sus definidos labios lo mencionan mientras que sus claros y grandes ojos lo expresan.


              Fuente de vida.                                                                                                        Foto: Nao-mi Chew


El lugar preferido de ésta artista oriental es el centro de la Ciudad. Le gusta cocinar pozole para su pareja y comer comida mexicana: el chicharrón en salsa verde es su preferido.                                                                                                  Cuando Shino llegó a México, lo catalogó como “un país de colores” del cual actualmente le gustaría retratar a las personas dedicadas a la agricultura además de la naturaleza mexicana. Su próxima exposición será el 4 de mayo junto con Alfredo Arcos en donde presentarán unas piezas de grabado  en el municipio de Nezahualcóyotl. Participa en los colectivos “Sin dirección“ y “Flor de maguey”, el cual lo integran cinco mujeres (cuatro japonesas y una mexicana) que realizan una exposición anual, cada ocho de marzo –Día Internacional de la Mujer-.

 “A veces pienso que voy a pelear por mi pensión y me voy a encerrar a descansar pero yo me conozco y no voy a ser feliz, siempre he estado en la carrera, trabajando y pintando para permanecer en la misión”... Ella no baja los brazos ante nada; a pesar del apoyo que le han brindado, no es nada fácil haber llegado a un país desconocido, casi a un mundo diferente, tener que luchar día a día contra ella misma y con los obstáculos a los que todos nos enfrentamos, pero que en su condición desafortunadamente se potencializan, tener que superar criticas profesionales no fundamentadas y contrarrestar la desvalorización de su trabajo. Esta situación genera en ella un mayor reto y su esfuerzo y coraje por la vida, lo imprime perfectamente en su obra personal y artística.  Cualquier escenario al que ella se siga enfrentando, es una prueba que sabe, superará.

En mí, este personaje generó una reflexión; los obstáculos y caídas que generalmente provocan en nosotros lamentos, los cuales magnificamos: “No puedo”, “Mañana lo hago” y pretextos hay de sobra, lo sabemos; pero motivos para luchar por una vida de trabajo que la dignifique, hay aún más, así sea la condición más adversa. La vida nos impone pruebas difíciles acorde con nuestra fortaleza; sin embargo,  depende de nosotros enfrentarlas para  generar cosas mejores.

              Shino Watabe, una inspiración.                                                                                         Foto: Nao-mi Chew

                   Juventud.                                                                                                  Foto: Nao-mi Chew
      
                           Profunda mirada.                                                                                         Foto: Nao-mi Chew
         

                        Virtuosas manos.                                                                                                   Foto: Nao-mi Chew


                                 Extensiones.                                                                                       Foto: Nao-mi Chew
 
                                                        Dolor.                     Foto: Nao-mi Chew
            

                                             Shino sonriente.                                                              Foto: Nao-mi Chew
         

               ”Imagen hacia Tokio” y “Una huella profunda desde la niñez”.                     Foto:Nao-mi Chew                                               



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