Profunda
mirada
Fuga. Foto:
Nao-mi
Chew
Un pasado y un presente. Texturas, formas,
emociones, colores. Una motivación, dolor, recuerdos, travesías y tradiciones.
Inspiración, sabores, amor, mil y una luchas diarias... Esto es lo que Shino
Watabe plasma en sus cuadros, ella no pinta con los ojos ni con las manos; no
los necesita, ella pinta con el alma.
Su frágil y delgado cuerpo, su amable y
dulce voz que deja escuchar los residuos de un Japón casi extinto en ella; contrasta con su independencia, su profunda
mirada, su fuerte carácter y su pasión por la vida y la pintura, la cual
siempre ha sido su salvavidas, su refugio, su escape.
Esperé unos minutos en el punto acordado, a
lo lejos la vi caminar hacia mí; tan segura y directa, con un bastón como su
guía aunque ella parecía guiarlo a él. Vestía un pantalón de mezclilla roto de
la rodilla izquierda a causa de las caídas, mencionó; una blusa blanca de manta con un típico
bordado mexicano color verde y sobre ella caía atado su cabello corto, obscuro
y lacio; sus ojos detrás de unos lentes obscuros. Caminando rumbo a su casa-estudio en Coyoacán,
Shino me cuenta mediante su buen español, que lleva viviendo ya un tiempo ahí
pero también ha radicado en otras delegaciones de la Ciudad y en estados como
Monterrey y Reynosa. Ella llegó a México a los 20 años, aunque radicaría sólo
un año en el país; decidió quedarse y seguir estudiando pintura en la Escuela
Nacional de Artes Plásticas (ENAP); se enamoró de la gente, los murales, del colorido
y de la libertad para pintar que aquí hay, justo lo que buscaba en Japón bajo
el yugo familiar, “yo era la oveja negra” dice; de su familia los únicos que la
apoyaron fueron la pareja de su padre y él, trayéndola a México y facilitándole
la casa donde ahora vive.
Mientras descubría para mí algunos de sus
cuadros, menciona con una rápida pronunciación; que encuentra una diferencia
muy marcada entre la formación artística japonesa y mexicana; la cual radica en
que en Japón la pintura es muy técnica, teórica y precisa, mientras que en
México es muy libre, práctica y expresiva. Además, el ingreso para las escuelas
de artes es demasiado complicado, ya que se deben presentar a los sinodales
alrededor de 300 cuadros con una herramienta específica utilizada por los japoneses para tomar
proporciones (medidas).
Mirada
a los 18 años en Japón.
“Allá
ya estaba un poco harta de eso, vine para acá y nada que ver, o sea, en la
clase de dibujo que yo metí; todos drogados –reímos de pronto-, escuchando la
música a todo volumen y yo toda sacada de onda. Además a los modelos, los podías
ver sólo un instante y lo dibujabas y yo decía: ¿cómo carajo quieren que
dibuje?, yo venía de un lado mucho más académico”. En la ENAP estudió con el
profesor Gilberto Aceves Navarro, quien la apoyo entre otras cosas, para
realizar su primera exposición llamada “Desde mi infancia” en 1994. “Él vio mis
obras y me dijo ¿para qué quieres estudiar pintura?, tú dedícate a hacer
exposiciones y que no te echen a perder los maestros idiotas porque te van a desaprovechar
ahí; mejor dedícate a aprender español y a pintar. Y eso hice” remembró
agradecida.
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Autoretrato favorito |
Un
tiempo trabajó como profesora de japonés y en una agencia de viajes pero considera
que fue un error haber dejado la pintura para trabajar en algo que no le
gustaba para no depender de los demás. La enviaron a Monterrey como gerente
cinco años y después a Reynosa pero debido a tanto estrés, las defensas de su
sistema inmunológico eran muy bajas por lo que una bacteria que se encuentra en
el excremento de los roedores y que ella consumió por accidente en algún
alimento, le atacó el nervio óptico; “me sentí muy mal pero dije: yo creo que
es un regalo y que Dios me dijo, ¡ya reacciona tu camino es la pintura!” dice
convencida y con su agradable mirada fija en la mía, como si lograra definir
claramente mi rostro, mis ojos.
“Ojos que no ven alma que implora” de la serie Mis ojos sin nervio óptico.
Foto: Nao-mi Chew
En su tiempo libre en Reynosa, realizó
pinturas y presentó algunas exposiciones pero Watabe cree que allá, a la gente
no le importa la cultura, comenta: “dicen casi casi ¿cómo se come esto?”;
entonces regresó a la Ciudad de México y posterior a eso perdió gran porcentaje
de la visión; sólo distingue siluetas y colores.
“Al principio yo ya no quería
seguir viviendo porque siempre he sido muy independiente, mi pasatiempo
favorito era leer, entonces eso sí me duele un poquito porque de un día para
otro me dijeron: “ya no puedes manejar, no puedes trabajar, no puedes pintar,
no puedes leer”, y yo así de ¿entonces, qué quieren que haga?”...Respecto a esto,
Shino pretende aprender braile para poder leer, en el Centro de Atención
Integral para la Discapacidad Visual (CADIVI) http://www.hospitaldelaluz.org/cadivi1.html
donde asiste desde hace unos años y le proporcionan los cuidados necesarios. Sin
embargo, aunque es difícil comenzó a involucrarse y a observar a la pintura
como una forma de inclusión y un agente de cambio en la cultura de
sensibilización hacia el sector que
padece esta discapacidad.
Muestra de ello se dio con “Paseo a
ciegas” http://www.paseoaciegas.com/
una actividad que se realiza en Avenida Reforma donde se efectúan recorridos en
bicicletas dobles en los cuales personas ciegas o débiles visuales dan un paseo
acompañadas de un voluntario. Paralelo a esta actividad, los organizadores
hicieron una invitación a diversos artistas que presentaron trabajos, donde
entre otras técnicas se encontraron: la escultura, grabado, xilografía, es
decir; madera tallada.
Tristeza
invisible en un lugar profundo. Foto:
Nao-mi Chew
Shino presentó una serie de pinturas con
texturas; valiéndose de piedras, fibras, telas, colores, plástico, hojas de
maíz , papel japonés y amate (que es lo que principalmente usa) y cualquier
otro material que se le atraviese en el camino; la finalidad de esta exposición
fue compartir el arte con estos individuos a los que no se toma en cuenta durante
el proceso creativo; esto a través de obras
que ellos pudieran tocar pero a la vez invitar a cualquier otra persona a
desarrollar otros sentidos y crear así una empatía.
Tintes del pasado. Foto:Nao-mi
Chew
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Estos
dos proyectos han comenzado a gestar en ésta mujer un concepto artístico
transformándolo en un objetivo social y humano, ella cree que hace falta
sensibilizar aún más a la población mexicana y que a comparación de otras
culturas que creemos son mejores a la nuestra; Shino nos comparte, que posterior
a su enfermedad visitó Japón; aunque la infraestructura es mejor y el gobierno
les brinda mucha ayuda, esto genera una carencia de individualidad en las
personas con esta discapacidad; la calidad y solidaridad de la gente que ahí
vive sigue sin compararse con México, por eso es que aquí se ha sentido tan
acogida. Con respecto a nuestro país,
menciona entusiasta: “aquí sí hay vida, la gente sabe disfrutarla a pesar de la
pobreza que hay”.
“Sin picante la comida
no me sabe” -dice Shino-. Foto: Nao-mi Chew
El concepto de arte se traduce en
desarrollo, libertad, audacia, aventura, atrevimiento, perspectivas distintas y
revolución; algunos “pintores” que ya conocían la obra de la artista nipona
antes de su accidente, demuestran un prejuicio artístico; ya que creen que el
arte que ahora ella realiza está dirigido sólo a la gente invidente; lo que a
consideración del problema que Watabe padece sería imposible ejecutarlo de otra
forma, además de que la aplicación de texturas y colores más vívidos enriquece
su obra lejos de empobrecerla, crea un ambiente distinto a lo elitista y convencional
de “No Tocar” y lo torna más interactivo. En cuanto a la discriminación laboral,
señala sorprendida: “hoy por hoy, expongo más que cuando no padecía esta
enfermedad”.
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Kami Fusen Foto: Nao-mi Chew |
En
relación a su tendencia pictórica, ella considera que no pertenece a ninguna; sus pinturas han sido catalogadas como
figurativas y “obscuras”; menciona ella,
que tiene origen en su niñez; de la cual recuerda fue difícil desde la
separación de sus padres, debido a esto considera tener poco apego a ellos
además de la rígida educación formativa
desde pequeña. “La cuestión cultural en
Japón es muy diferente, allá tus amigos son rivales, desde pequeños se crea una
competencia así que los niños no juegan como aquí. Por parte de mi familia nunca
tuve una palabra de aliento o un abrazo, mi pintura refleja que mi niñez fue
algo triste. Siempre me sentí sola”.
Con un poco de reserva le cuestiono si
tiene esperanza de recuperar la visión, pero Shino contesta con un aire de
alivio y resignación a la vez que no hay
remedio pero la única ventaja es que tampoco la perderá por completo, así que
su visión permanecerá en el estado actual, siempre y cuando, tenga los cuidados
necesarios; “quiera o no tengo que
aceptar la realidad” dice fuerte y templada.
-¿Cuál fue tu recurso para salir adelante
a pesar de tu enfermedad? ¿De dónde tomaste fuerza para afrontar tu actual
situación?
-“Yo creo en Dios y siempre rezo en las
mañanas pero no soy partidaria de alguna religión. Tampoco me considero
espiritual... Una vez a un deportista discapacitado, le escuché decir -¿quién
dice que yo salí adelante? ¡Todavía sigo luchando!- y comparto eso; tal vez me
ven actuar normal pero hay días que me encierro y no quiero ver a nadie pero me
levanto porque no puedo vivir lamentándome por lo sucedido... Me ayuda estar
con la gente, me levanta el ánimo”; sus definidos labios lo mencionan mientras
que sus claros y grandes ojos lo expresan.
Fuente
de vida. Foto:
Nao-mi Chew
El lugar preferido de ésta artista
oriental es el centro de la Ciudad. Le gusta cocinar pozole para su pareja y
comer comida mexicana: el chicharrón en salsa verde es su preferido.
Cuando Shino llegó a México, lo catalogó como “un país de colores” del
cual actualmente le gustaría retratar a las personas dedicadas a la agricultura
además de la naturaleza mexicana. Su próxima exposición será el 4 de mayo junto
con Alfredo Arcos en donde presentarán unas piezas de grabado en el municipio de Nezahualcóyotl. Participa
en los colectivos “Sin dirección“ y “Flor de maguey”, el cual lo integran cinco
mujeres (cuatro japonesas y una mexicana) que realizan una exposición anual, cada
ocho de marzo –Día Internacional de la Mujer-.
“A
veces pienso que voy a pelear por mi pensión y me voy a encerrar a descansar
pero yo me conozco y no voy a ser feliz, siempre he estado en la carrera,
trabajando y pintando para permanecer en la misión”... Ella no baja los brazos
ante nada; a pesar del apoyo que le han brindado, no es nada fácil haber
llegado a un país desconocido, casi a un mundo diferente, tener que luchar día
a día contra ella misma y con los obstáculos a los que todos nos enfrentamos,
pero que en su condición desafortunadamente se potencializan, tener que superar
criticas profesionales no fundamentadas y contrarrestar la desvalorización de
su trabajo. Esta situación genera en ella un mayor reto y su esfuerzo y coraje
por la vida, lo imprime perfectamente en su obra personal y artística. Cualquier escenario al que ella se siga
enfrentando, es una prueba que sabe, superará.
En mí, este personaje generó una
reflexión; los obstáculos y caídas que generalmente provocan en nosotros
lamentos, los cuales magnificamos: “No puedo”, “Mañana lo hago” y pretextos hay
de sobra, lo sabemos; pero motivos para luchar por una vida de trabajo que la
dignifique, hay aún más, así sea la condición más adversa. La vida nos impone
pruebas difíciles acorde con nuestra fortaleza; sin embargo, depende de nosotros enfrentarlas para generar cosas mejores.
Shino Watabe, una
inspiración. Foto: Nao-mi Chew
Juventud. Foto:
Nao-mi Chew
Profunda
mirada. Foto: Nao-mi Chew
Virtuosas
manos. Foto:
Nao-mi Chew
Extensiones. Foto: Nao-mi Chew
Dolor. Foto: Nao-mi Chew
Shino sonriente. Foto: Nao-mi Chew
”Imagen
hacia Tokio” y “Una huella profunda desde la niñez”. Foto:Nao-mi Chew
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